martes, 20 de diciembre de 2016

Natalia Ginzburg y su Léxico familiar

Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 - Roma, 1991). Hija de Giuseppe Levi y Lidia Tanzi, nació en Palermo en el seno de una familia acomodada de origen triestino-milanés, pero buena parte de su vida la pasó en Turín. En 1933 publicó su primer cuento, I bambini (Los niños), en la revista Solaria

Además de su intenso trabajo como editora y traductora, escribió novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro. Su libro Léxico familiar recibió el premio Strega (1963), el máximo galardón literario de Italia.

«Mi oficio es escribir historias, cosas inventadas o cosas que recuerdo de mi vida, pero, en cualquier caso, historias, cosas en las que no tiene nada que ver la cultura, sino solo la memoria y la fantasía. Este es mi oficio, y lo haré hasta mi muerte. Estoy muy contenta con este oficio y no lo cambiaría por nada del mundo. Comprendí que era mi oficio hace mucho tiempo. Entre los cinco y los diez años tenía dudas, y a veces imaginaba que podía pintar, a veces que conquistaría países a caballo y otras que inventaría nuevas máquinas muy importantes»
Natalia Ginzburg
Las pequeñas virtudes

Léxico familiar (Lumen, 2016) puede interpretarse como un libro de memorias, pero para la autora es una novela en la que habla sobre su familia; un texto con personajes y situaciones reales en el que la ficción tiene el espacio que le concede no la imaginación sino el recuerdo.

Natalia Ginzburg narra lo que ella recuerda de su vida y construye un microcosmos íntimo, personal, un relato de lo cotidiano, de las pequeñas cosas que constituyen la vida de una familia. Pero no creemos que la familia sea el tema central de este diario, al hablar de las particulares de su entorno, la autora comparte su visión de la vida durante la guerra, en la que nunca expresa autocompasión, su postura política, siempre vinculada a la izquierda, su rebeldía ante la mujer insegura, frágil y dependiente de la figura masculina, sin hacer alarde de una postura feminista.
Sus recuerdos están hilvanados con su personal colección de frases, palabras, nombres, detalles, anécdotas y todo aquello que hace único al entorno en el que crecemos. 


Con Léxico familiar el lector empatiza fácilmente porque todos tenemos o compartimos un código singular, un lenguaje o vocabulario que nos remite a nuestro origen y nos dota de un sentido de pertenencia, un léxico familiar.


1963,  episodio n. 12 de "L'Approdo", programa cultural de la RAI, entrevista de Luigi Silori a Natalia Ginzburg, sobre su novela "Léxico familiar". La voz que introduce es la actriz Edmonda Aldini

«No creo que los novelistas, y las novelas que escriben, puedan ser útiles a la vida pública. Creo firmemente en su magnífica, maravillosa y libre inutilidad»
Natalia Ginzburg
Las tareas de casa y otros ensayos


Comienza a leer Léxico Familiar  (Editorial Lumen, 2016) y comparte tus comentarios

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Maria Zef


Paola Drigo y el verismo italiano


Libro: Maria Zef
Autor: Paola Drigo
Editorial: Periférica (2016)

Paulina Maria Valeria Bianchetti  (Castelfranco, Veneto, 1876 – Padua, 1938), hija del conde Giuseppe Valerio Bianchetti y de Luigia Anna Loro (hija de un abogado y miembro del Parlamento italiano). Paola Drigo creció en un ambiente culto, aristocrático y sofisticado. A diferencia de otros escritores de la época (Sibilla, Grazia Deledda, Matilde Serao, Ada Negri eran autodidacta) cursa estudios superior, en el Liceo Canova, en Treviso (fue la primera mujer en la historia del instituto) y en la Escuela Normal de Padua. En 1898 se casó con el ingeniero y agrónomo Giulio Giovanni Drigo y en 1900 se trasladaron a vivir a Villa Soderini (Mussolente), una de las fincas agrícolas más grandes e importantes de la región de Véneto.
Hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, Paola Drigo pasó las temporadas de invierno en Roma, donde estuvo activa en varios salones literarios. En 1912 sus historias y novelas comenzaron a aparecer en La Lettura (publicado por el Corriere della Sera). 
Su primera colección de cuentos, La fortuna, fue publicada por Emilio Treves en 1913. La reacción favorable tanto de los críticos como del público la llevó a colaborar regularmente con otras revistas literarias como, Nuova Antologia y L'Illustrazione Italiana.
Portada de la Revista La  Lettura, Milán, 1922
En 1926 falleció su marido y ella se hizo cargo de la administración de la finca hasta 1937, seguramente sin dejar de escribir ya que se conocen artículos y cuentos editados entre 1918 y 1932, año en que reaparece públicamente con la publicación de su tercera colección de cuentos Las Señorita Ana. En 1936 aparecerían sus novelas Fin de año y Maria Zef.
Sus últimos años los pasó en Padua con problemas de salud ocasionados por la depresión y una úlcera gástrica, Fin de año, su novela autobiográfica la escribiría postrada en la cama de un hospital. Falleció en Padua el 4 de enero a los 62 años.
Maria Zef. Es considerada una de las obras más representativas -aunque tardía- del verismo italiano (caracterizado por mostrar personajes, situaciones y emociones reales), y de la que el escritor Claudio Magris dijo:
«Como crítico, naturalmente, he seguido con interés en los últimos años la problemática de una explícita, consciente y autoconsciente escritura femenina. Como lector tiendo a menudo a olvidar, sobre todo en los textos que más me tocan, su componente más explícitamente ideológico. He tenido y tengo, de tal modo, una relación muy intensa con textos literarios no sólo escritos por mujeres, sino también expresiones de una escritura “a la femenina” (con todo lo que esto significa, desde la visión del mundo hasta el estilo, en términos impensables para una escritura masculina) que tendía a resolverse en el relato, en la narración de sucesos y en el modo de vivirlos, sin explícitos o sin demasiados explícitos postulados ideológicos. Así, por ejemplo —pero es sólo un ejemplo—, un libro como Maria Zef, de Paola Drigo (libro extraordinario, al cual no se le ha dado el lugar que merece en la literatura italiana de este siglo), es un gran libro femenino, que con seguridad no podría haber sido escrito por un hombre, y que afirma con tanta más fuerza su feminidad (en un sentido fuerte y arrasador, sin ninguna indulgencia con la feminidad tradicional vista y/o creada por los hombres) cuanto menos la exhibe.» Revista Nexos, septiembre, 1997

En Maria Zef, los personajes de Paola Drigo están creados con rasgos de la realidad de una Italia que comienza a dar pasos hacia la modernidad, una apertura que plantea a través de esos individuos miserables y desvalidos una luz hacia el cambio.
Si bien es cierto que Maria Zef es un relato desgarrador, es también un violento grito de esperanza que sugiere la posibilidad de modificar una realidad preestablecida y asumida por sus personajes: mujeres solitarias, pobres, sin educación, pero también mujeres fuertes, valientes, autónomas, sobrevivientes.
 
Paola Drigo
Paola Drigo no cuenta únicamente la tragedia de una niña huérfana, que no solo pierde a su madre sino la seguridad que le da su presencia en el hogar y que hereda la miseria y la responsabilidad de asumir el papel de adulto y el cuidado de su hermana menor; también parece que la autora desea que el lector se conmueva a través de la culpa de una sociedad que no es capaz de hacer nada frente a semejante desgracia y en contraste nos lleva dócilmente a lo largo de la historia disfrutando del paisaje, señalando la cultura popular de la región, y disfrutando de una excelente obra literaria. Una obra que casi quedó olvidada después de la II Guerra y que aunque el cine italiano intentó revivir en 1953 y 1981 no ha logrado tener el sitio que le corresponde en las páginas de la historia de la literatura italiana. 

Algunas de sus obras
Colecciones de historias cortas: La fortuna. Milán, Treves, 1913. Codino. Milán, Treves, 1918. La signorina Anna, Vicenza: Jacchia, 1932.
Novelas: Fine d'anno. Milán, Treves, 1936. Maria Zef. Milán, Treves, 1936.